Dedicatoria del Autor
>> 8 de agosto de 2010
Porque dedico esta cosa al antiguo Shumann y a su dulce Clara que hoy son huesos, ay de nosotros. Me dedico al color bermellón bien escarlata como mi sangre de hombre en la edad plena y, por lo tanto, me lo dedico a mi sangre. Me dedico sobre todo a los gnomos, enanos, sílfides y ninfas que habitan mi vida. Me dedico a las nostalgias de mi antigua pobreza, cuando todo era más sobrio y digno y todavía jamás había comido langosta. Me dedico a la tempestad de Beethoven. A la vibración de los colores neutros de Bach. A Chopin que reblandece mis huesos. A Stravinsky que me asombró y con el que volé en llamas. ¿A la Muerte y Transfiguración en la que Richard Strausss me revela un destino? Sobre todo me dedico a las vísperas de hoy y al hoy, al transparente velo de Debussy, a Marlos Nobre, a Prokofiev, a Carl Orff, a Schönberg, a los dodecafónicos, a los gritos que rasguñan de los electrónicos, a todos esos que tocaron en mí zonas asustadoramente inesperadas, a todos esos profetas del presente y que me vaticinaron a mí mismo al punto de yo explotar en: yo. Ese yo que son ustedes pues no aguanto ser solamente yo, necesito de los otros para mantenerme en pie, tan tonto que soy, yo enrevesado, en fin, qué es lo que hay que hacer si no mediar para caer en aquel vacío pleno que sólo se alcanza con la meditación. La meditación no necesita tener resultados, la meditación puede tener su fin sólo en sí misma. Medito sin palabras y sobre nada. Lo que me estorba la vida es escribir.
Y... y no olvidar que la estructura del átomo no es percibida aunque se sepa que existe. Sé que muchas cosas que no vi. Y ustedes también. No se puede dar una prueba de la existencia de lo que es más verdadero, la cosa es creer. Creer llorando.
Esta historia sucede en estado de emergencia y de calamidad pública. Se trata de un libro inacabado porque no tiene respuesta, respuesta que, espero, que alguien en el mundo me dará. ¿Ustedes? Es una historia en tecnicolor para tener algún lujo, por Dios, que yo también lo necesito. Amén por todos nosotros.
Esta es la dedicatoria de Clarice Lispector en "La hora de la Estrella" un librito que estoy leyendo ahora mismo y que es altamente recomendable.
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