Juan y la joven amiga
de una amiga de Ramón
Son putas dijo la gente
pero yo los ví quererse
como pocas veces ví
Irradiaban esos dos
aquella luz, y a su paso
el verano les abría
su puerta dulcemente
Recostados sobre el muelle,
la cabeza en el regazo
acunándolo al Juancito
en un capullo dorado
Los amo, murmuró el día,
y yo con él para siempre
Así fue. Pero llegó
la ley. Menor, paraguayo
y la madre apareció
buscándolo. Esas lágrimas
nunca las olvidaré
Dos años después volvió
Juancito, tuvo mujer
y también hijos, y tuvo
esa sombra detrás. Dulce
y cruel herida es haber
sentido. Nos vuelve amargos
o compasivos. Por él,
tan bello y triste, existe
Shakespeare. Por ella,
a quien más no vi. Así
las historias acompañan
y nos salvan. Cuando voy
de vos, hondo estoy en mí.
Diana Bellessi -tarea pendiente- hoy en el Malba. Ahí estaremos.
0 comentarios:
Publicar un comentario